El cambio climático mundial ha llevado a trabajar para reducir drásticamente las emisiones de dióxido de carbono, un gas con efecto invernadero producido por la quema de combustibles fósiles.
Por ello, los investigadores de la UCLA Henry Samueli de la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas, han modificado genéticamente una cianobacteria que consume dióxido de carbono y produce el combustible líquido isobutanol, que tiene un gran potencial como alternativa a la gasolina. La reacción es alimentada directamente por la energía de la luz solar, a través de la fotosíntesis.
La investigación aparece en la edición del 9 de diciembre de impresión de la revista Nature Biotechnology y está disponible online.
Este nuevo método tiene dos ventajas a largo plazo, primero el objetivo a escala mundial de alcanzar una economía de energía más limpia y más verde, ya que se recicla el dióxido de carbono, por ende la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero resultantes de la quema de combustibles fósiles. En segundo lugar, que utiliza energía solar para convertir el dióxido de carbono en un combustible líquido que puede ser utilizado en la infraestructura energética existente, incluyendo en la mayoría de los automóviles.
Mientras que otras alternativas a la gasolina incluyen los biocombustibles derivados de plantas o de algas, pero estos procesos requieren de varios pasos intermedios antes de refinamiento en combustibles utilizables.
Usando la cianobacteria Synechoccus elongatus, los investigadores aumentaron genéticamente la cantidad de dióxido de carbono. Luego se empalma genes de otros microorganismos para diseñar una cepa que realice la ingesta de dióxido de carbono y la luz solar, para que luego produzca el gas isobutiraldehído. El bajo punto de ebullición y la alta presión de vapor del gas le permite fácilmente ser despojado del sistema.
Las bacterias modificadas pueden producir isobutanol directamente, pero los investigadores dicen que es actualmente más fácil de usar una existente y relativamente más barato el proceso de catálisis química para convertir el gas isobutiraldehído al isobutanol.
La investigación fue apoyada en parte por una subvención del Departamento de Energía de EE.UU., tendría una aplicación ideal en las centrales existentes que emiten dióxido de carbono, dicen los investigadores, permitiendo potencialmente a los gases de efecto invernadero ser capturados y reciclados directamente, obteniendo el plus del combustible líquido.
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4/2/10
Biotectonogía: la bacteria synechoccus elongatus transformará el dioxido de carbono
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