Antonio Mediato confiesa que hace doce años se sentía como un «hombre orquesta»: «Iba con el gorro de comercial, el de financiero y el de técnico». Como fundador y jefe de Airzone, estaba obligado a solucionar cualquier problema de la empresa, fuera del departamento que fuese. «Los primeros años fueron duros, pero siempre lo son», reconoce. Fue en 1997 cuando a este ingeniero malagueño con experiencia en el mundo de la climatización y la energía solar –había trabajado para dos compañías especializadas, una de ellas Isofotón– se propuso llenar un nicho de mercado que él vio claro como el agua.
«Si no se deja una bombilla encendida con la habitación vacía, ¿por qué hacerlo con el aire acondicionado, que consume 600 veces más?», se preguntaba Mediato, que entonces tenía 32 años. Fue así como ideó los llamados sistemas de climatización inteligentes, una patente de Airzone que mantiene la temperatura deseada en cualquier habitáculo sin derrochar energía. En estos doce años sus dispositivos se han ido perfeccionando y exportando a varios países, pero no siempre fue así.
Cuando el negocio comenzó a funcionar en una pequeña nave del polígono San Luis, apenas eran tres personas las encargadas de comercializar un producto que el mercado no demandaba porque no conocía. «Antes de vender el producto, teníamos que crear la necesidad. Eso fue lo que nos costó al principio», explica el director general de Airzone. Por eso desistieron de hablar directamente con los distribuidores y empezaron a dirigirse a instaladores, arquitectos e ingenieros. Así fue como Airzone se fue introduciendo en casas y oficinas, hasta que se creó una demanda en el propio canal de distribución.
Década prodigiosa
En una década, la compañía ya se había labrado una carrera de prestigio, cosechado decenas de premios a la innovación y emprendiendo una expansión internacional, con la apertura de delegaciones en Estados Unidos, Italia, Francia y Oriente Medio.
Para Antonio Mediato, uno de los momentos más importantes de su carrera empresarial fue el traslado al Parque Tecnológico en el año 2003. «El PTA nos ayudó a perder la vergüenza empresarial y nos dio una imagen moderna», afirma. Desde su nueva sede, amplia y con un importante espacio destinado a la I+D, Airzone empezó a explorar nuevos campos de acción.
La primera pata que le salió al negocio fue At Home, una filial que tiene por objetivo democratizar la domótica. Después llegarían Atria (especializada en energía solar) y Evita, una sociedad que todavía se encuentra en fase de I+D y que se dedica a investigar sistemas de telemedicina. Estas tres empresas forman, junto con Airzone, la Corporación Altra, creada recientemente para ordenar las distintas divisiones de la compañía.
Según Mediato, una de las bases en las que se ha apoyado su crecimiento ha sido la Universidad de Málaga, institución a la que él mismo está vinculado a través de su Consejo Social. A lo largo de estos años, la compañía se ha nutrido de numerosos universitarios que ahora forman parte de su plantilla y, además, ha firmado convenios de colaboración con varias facultades y grupos de investigación.
Momento difícil
Con una facturación que ha llegado a superar los 23 millones de euros, Airzone no ha sido inmune a la crisis, viéndose especialmente afectada por el parón en la construcción de viviendas. Sin embargo, están pasando el trago relativamente bien. «De la crisis no escapa nadie. Lo peor ha sido adaptarse de una situación de crecimiento a decrecer. Eso somete a una empresa a muchas tensiones», confiesa su director general, que destaca el hecho de que su compañía no depende para nada del sector público, sino cien por cien del privado.
La estrategia de diversificación de su mercado de clientes ha sido uno de los pilares del éxito de Airzone, y el que le está permitiendo sobrellevar la crisis. Actualmente, cerca de un tercio de su producción se exporta a otros países, con especial atención a aquellas regiones en las que tienen delegaciones estables: Norteamérica, Oriente Medio y Europa.
Además, la compañía sigue potenciando con idéntica fuerza su departamento de investigación y desarrollo, un ámbito en el que Mediato no hace más que marcarse retos desde que, a los cuatro años de su fundación, integrara dentro de la empresa a la firma informática de Francisco Vertedor, su socio desde entonces de Antonio . Ahora, los trabajos de investigación se centran en Evita, división de Altra que ya ha firmado un acuerdo con la Fundación Andaluza de Servicios Sociales –entidad dependiente de la Consejería de Bienestar Social de la Junta de Andalucía– con el objetivo de mejorar el servicio de teleasistencia que se presta en la comunidad autónomo desarrollando el concepto de la visión artificial. Un proyecto que será una pica más dentro de una carrera de avances que recientemente le ha valido a Airzone la obtención del premio Andalucía de Investigación de la Consejería de Innovación y Ciencia.
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