8/1/08

La casa del futuro ya está aquí

Cuando ya nadie duda de los efectos dramáticos que supone para la Tierra el cambio climático, es buen momento para no construir de cualquier manera las viviendas y para intentar que éstas sean lo más parecidas a la Casa Solar, cuyo prototipo, diseñado y construido por obra y gracia de estudiantes y profesores de la Universidad Politécnica de Madrid -con el apoyo económico del Ministerio de la Vivienda, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital de España, así como de distintas empresas públicas y privadas-, consiguió el pasado mes de octubre el quinto puesto en el prestigioso certamen internacional Solar Decathlon que se celebró en Washington.
La Casa Solar «es autosuficiente energéticamente y está dotada de cuantas tecnologías permiten la máxima eficiencia energética», en palabras del profesor Sergio Vega, máximo responsable del Proyecto Solar Decathlon, que enumera detalladamente a ABC las características principales de la que sin duda ya puede considerarse como la casa del futuro.
De entrada, Vega subraya que se asienta sobre «un sistema de cimentación inteligente» y que posee «un cerramiento de doble piel con aireadores que permiten controlar, también de manera inteligente, la aportación energética del cerramiento». Todo ello, en combinación «con un sistema de vidrios electrocrómicos activados por el sistema domótico tanto para control visual como para control de la radiación incidente».
Igualmente, dispone de cortinas o estores para evitar la pérdida de energía acumulada interiormente, así como de sistemas de aislamiento complementarios locales. Y a ello se añaden los cerramientos ligeros multicapa, basados en paneles de «steel frame», que incorporan un excepcional nivel de aislamiento térmico y acústico, y que a su vez permiten la incorporación de sistemas de inercia variable, ventilación con recuperadores de calor y geotermia solar, entre otras cuestiones.
Todo bajo control
El suelo de la vivienda está equipado con geles de cambio de fase para dotar de inercia al prototipo, y también se han incorporado microencapsulados en los acabados interiores. A ello se añade una pasarela domótica que monitoriza los sistemas energéticos, buscando el equilibrio óptimo entre generación y consumo. Además, el sistema de inteligencia ambiental se ocupa de que los parámetros de confort de la vivienda se mantengan perfectos, así como de vigilar las funciones de seguridad y los controles de acceso, intrusión y estructural.
De este modo se detecta «cuándo se producen asientos o tensiones excesivas de determinados elementos que aconsejen actuar sobre la cimentación y sobre la estructura», en palabras de Vega, quien a su vez destaca el control de la iluminación -con fuentes de luz provenientes de estado sólido-, y el variado sistema de captación solar fotovoltaica, que «incluye una gran cubierta fotovoltaica y unos paneles móviles en la fachada sur que apantallan la entrada del sol y proporcionan un pico extra de potencia para conectar el sistema de climatización».
Dispone, igualmente, de un sistema de captación solar térmica con tubos de vacío, que a su vez tiene distintos usos (como, por ejemplo, generar agua caliente sanitaria), si bien lo que más llama la atención es que también sirve para propiciar el milagro de que una chimenea solar se encargue de calentar aire, y que lo haga de tal forma que logre inducir convección y ventilación cruzada. Es más: alimenta una máquina de absorción que genera a su vez frío como complemento para el hogar.
Todo ello es posible gracias a un sistema de acumulación de frío o de calor solar mediante geles de cambio de fase y de alta inercia térmica, el cual permite tanto enfriar como calentar previamente el aire de ventilación, así como utilizarlo como sistema de calentamiento o enfriamiento de mínimo consumo energético.
Por si fuera poco, la Casa Solar emplea múltiples tecnologías que persiguen la mejora directa, o indirecta, de las condiciones de sostenibilidad, como su máximo nivel de aislamiento térmico, el control constante de las ventilaciones y su construcción 100% en seco: sí, eso, que no se se consume ni una sola gota de agua al construirla, en cuya tarea resulta que tampoco se generan apenas residuos y que encima se aprovechan muchos materiales reciclados, como es el caso del acero conformado en frío, los aislamientos de fibra vegetal y los tableros aglomerados, entre otros elementos. Además, la estructura es completamente reutilizable.
Energía sobrante
Además, la Casa Solar es barata, pues, aunque el prototipo que se ha diseñado ha costado unos 500.000 euros por motivos de investigación, lo cierto es que, «si se comercializase a nivel industrial, su precio rondaría los 120.000 euros», según Sergio Vega.
Una cifra asombrosamente baja para sus 70 metros cuadrados, sobre todo teniendo en cuenta que su gasto de energía es de cero euros debido a su autosuficiencia en esta materia. Es más: puede incluso generar ingresos, ya que la energía que le sobra se vende a la red eléctrica. Y no hay que olvidar que recoge toda el agua de la lluvia para que pueda ser reutilizada en otros menesteres, al tiempo que posee un sistema perfecto de recuperación de aguas grises y otro no menos efectivo para filtrar y depurar las aguas negras.
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