En Gifu, Japón, un llamativo edificio atrae todas las miradas. Se trata del Arca Solar (Solar Ark), construida por Sanyo como parte de lo que se dio en llamar “el siglo solar”. La impresionante obra arquitectónica se destaca por su particular forma, que justamente trata de parecerse a un arca.
Sus 5046 paneles solares generan más de 630 kilowatts de energía limpia.
La impactante estructura del Arca Solar posee una longitud total de 315 metros y un peso de más de tres mil toneladas. Su extraño diseño curvo obedece al máximo aprovechamiento de la luz solar, reflejando al mismo tiempo el recorrido del Sol a lo largo de su trayectoria diurna.
Entre los paneles solares se han colocado alrededor de 500 unidades de iluminación, cada una con 51 lámparas LED de colores rojo, verde y azul. Este sistema de iluminación, controlado informáticamente, permite formar una atractiva variedad de letras y símbolos visibles desde grandes distancias.
El edificio se construyó como símbolo de una “sociedad de energía limpia” y aloja en su interior un Museo y un Laboratorio Solar que han sido visitados hasta el momento por más de diez mil personas dispuestas a conocer más sobre los beneficios y posibilidades de la energía solar. El monto de dinero equivalente al ahorro energético logrado por el Arca Solar es transferido anualmente por Sanyo a una fundación de apoyo a diversas actividades ambientalistas.
Tal vez lo más insólito de esta increíble obra arquitectónica es que los paneles solares que se utilizaron en su construcción no son precisamente los de tecnología más avanzada, sino que se recurrió a productos rechazados. Según cuenta la publicación especializada Photon, en octubre de 2000 la empresa Sanyo fue salpicada por un escándalo de grandes proporciones.
En ese entonces, la compañía puso en venta una partida de paneles solares cuyo rendimiento era muy inferior al que indicaban las especificaciones técnicas del producto, incluso considerando el margen de error admitido por las leyes niponas. Pronto se descubrió que el presidente de Sanyo Solar estaba al tanto del problema, y que sin embargo dio órdenes de vender los paneles como si su rendimiento fuese el anunciado.
Tras descubrirse el fraude, el gobierno japonés inició acciones legales, y los principales directivos a cargo del área fueron despedidos y sometidos a juicio. Mientras tanto, Sanyo decidió limpiar el nombre de la compañía retirando del mercado los 5000 paneles cuestionados, y utilizándolos en el proyecto Arca Solar como “señal de arrepentimiento y disculpas a la sociedad”… recuperando al mismo tiempo más de cinco millones de dólares en paneles que eran imposibles de vender.
Sus 5046 paneles solares generan más de 630 kilowatts de energía limpia.
La impactante estructura del Arca Solar posee una longitud total de 315 metros y un peso de más de tres mil toneladas. Su extraño diseño curvo obedece al máximo aprovechamiento de la luz solar, reflejando al mismo tiempo el recorrido del Sol a lo largo de su trayectoria diurna.
Entre los paneles solares se han colocado alrededor de 500 unidades de iluminación, cada una con 51 lámparas LED de colores rojo, verde y azul. Este sistema de iluminación, controlado informáticamente, permite formar una atractiva variedad de letras y símbolos visibles desde grandes distancias.
El edificio se construyó como símbolo de una “sociedad de energía limpia” y aloja en su interior un Museo y un Laboratorio Solar que han sido visitados hasta el momento por más de diez mil personas dispuestas a conocer más sobre los beneficios y posibilidades de la energía solar. El monto de dinero equivalente al ahorro energético logrado por el Arca Solar es transferido anualmente por Sanyo a una fundación de apoyo a diversas actividades ambientalistas.
Tal vez lo más insólito de esta increíble obra arquitectónica es que los paneles solares que se utilizaron en su construcción no son precisamente los de tecnología más avanzada, sino que se recurrió a productos rechazados. Según cuenta la publicación especializada Photon, en octubre de 2000 la empresa Sanyo fue salpicada por un escándalo de grandes proporciones.
En ese entonces, la compañía puso en venta una partida de paneles solares cuyo rendimiento era muy inferior al que indicaban las especificaciones técnicas del producto, incluso considerando el margen de error admitido por las leyes niponas. Pronto se descubrió que el presidente de Sanyo Solar estaba al tanto del problema, y que sin embargo dio órdenes de vender los paneles como si su rendimiento fuese el anunciado.
Tras descubrirse el fraude, el gobierno japonés inició acciones legales, y los principales directivos a cargo del área fueron despedidos y sometidos a juicio. Mientras tanto, Sanyo decidió limpiar el nombre de la compañía retirando del mercado los 5000 paneles cuestionados, y utilizándolos en el proyecto Arca Solar como “señal de arrepentimiento y disculpas a la sociedad”… recuperando al mismo tiempo más de cinco millones de dólares en paneles que eran imposibles de vender.