20/6/09

Dirigible de energía solar de Le Bouget

En el Salón de Le Bourget, no hay solamente aviones. Se pueden encontrar también objetos volantes menos ruidosos y menos contaminantes. En el hall de la Galería de las ocho columnas del Museo del Arte y del Espaciose expone el dirigible Néphélios que se mueve a base de energía solar. O más bien, que se moverá por energía solar.

De momento, el Néphélios no ha abandonado el Museo en donde ha sido ensamblado estas últimas semanas por una cohorte de estudiantes, la mayoría aspirantes a ingenieros, que han creado el proyecto Sol’R. Aloun Vangkeosay, 22 años, es un estudiante de ingeniero en el INSAThomas Rápale nació la idea de un dirigible solar. Se lanzaron a la aventura porque se "aburrían en los bancos de la Escuela de Ingenieros" dixit Arnaud Vaillant, el tercero de la banda. A ellos se unieron decenas de otros estudiantes con diversos horizontes.
(Instituto Nacional de Ciencias Aplicadas) de Lyon. De su cabeza y de la de su colega

En total son "una sesentena" de personas las que han trabajado en esta obra. Ingenieros, comerciales y alumnos del Instituto Profesional. Si no vuela todavía, su trabajo tiene un estupendo aspecto con sus 22 metros de largo y 5 metros de diámetro.
Antes de armar las piezas que concibieron, tuvieron que ocuparse de la financiación. Los 150.000 Euros del proyecto, fueron finalmente reunidos a principios de 2009. Las Escuelas - INSA, EPF (Escuela de Ingenieros Generalista) y ESSEC (Escuela Superior de las Ciencias Económicas y Comerciales) principalmente - echaron mano de la cartera a ejemplo de la ADEME (Agencia de Medio Ambiente y Gestión de la Energía) y otros grandes grupos.

La petrolera Total proporcionó una buena parte del presupuesto "para ponerse del lado de los estudiantes" y sin duda para dar un poco de "verde" a su pobre reputación (aunque es verdad que el dirigible no exhibe sus colores). Air Liquide proporcionó los 350 de m3 de helio, gas más ligero que el aire y que permite al dirigible elevarse. Todo ello a base de ingentes esfuerzos.
Aloun y sus amigos pasarán todo el verano puliendo su dirigible para que pueda navegar a 30 o 40 km/h. El ingenio transportará una carga útil de una centena de kilogramos. Será pilotada por un estudiante de doctorado que tiene la ventaja de ser "piloto de globo y no pesar mucho" dice Arnaud.
Su objetivo es ahora atravesar el Canal de La Mancha a finales de Agosto, siguiendo los pasos de Louis Blériot, que lo hizo cien años antes que ellos. Para Aloun, la elección del Canal de La Mancha es un símbolo importante.
« La Sala de las ocho columnas está llena de máquinas construidas por esos locos voladores. Muchas de ellas fueron inauguradas atravesando el Canal de La Mancha. Para inscribirnos en esta "raza" hemos decidido hacerlo de manera similar ».
Ellos esperan que esta travesía no será más que un principio para el proyecto Sol’R. Los estudiantes sueñan ya con un gran programa para sus ideas.
Los dirigibles tienen un largo pasado. Los míticos Zeppelín, bastante más grandes, ya atravesaron los mares. Pero ninguno lo hizo con energía solar. ¿Una utopía? La pregunta se la hicieron a Didier Costes, un ingeniero jubilado que diseñó varios dirigibles. "¡Poco importa el método de propulsión, lo que cuenta es que vuele! exclamó él.

Optimismo pues. Con todo, el camino es todavía largo. Será preciso por ejemplo taponar las fugas de helio que no dejarán de aparecer. Golpe de suerte para los del proyecto Sol’R, una empresa especializada en la detección de fugas pasaba por allí, atraída por el gran espectáculo aeronáutico de Le Bourget y les ofreció sus servicios.

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