6/5/09

El ITER construye un avión solar para la investigación

El Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER) está embarcado en la confección del plan de viabilidad y construcción del prototipo de un avión propulsado por energía solar con la finalidad de realizar observaciones científicas. El director del centro, Manuel Cendagorta, explica que se trata de un proyecto financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación dentro de la línea de investigación aeroespacial.
Todos los departamentos del ITER están embarcados en este proyecto para elaborar el plan de viabilidad de un avión de 20 metros de largo con tecnología desarrollada en este centro tinerfeño con la colaboración de la Escuela de Aeronáutica de Madrid. "La idea de estos aviones es que puedan estar en vuelo casi indefinidamente, lo que permite tener una plataforma que se utilice para observaciones terrestres mucho más baratas que un satélite", explica Cendagorta, quien recuerda que, de momento, la tecnología no permite la creación de un avión solar para transporte de pasajeros debido a que la tecnología de las células solares.

No tripulado. La tecnología de este aparato está diseñada completamente por el ITER y la idea es crear un vehículo no tripulado cargado con equipos como cámaras fotográficas, sensores, infrarrojos y un sistema de radiodifusión, entre otros. El aparato estará dotado de un GPS que marca en cada momento dónde se encuentra y estará controlado desde tierra por un operario. Además del estudio de viabilidad, en el ITER están construyendo un prototipo de 6,3 metros de largo que falta casi sólo ensamblarlo y que esperan empezar a probar con vuelos en los meses de junio o julio para "intentar que realice un vuelo largo". Ahora, están probando el GPS y los sistemas del piloto automático en un avión de aeromodelismo a alturas menores de 300 metros.
El uso futuro está por definir pues, primero, "tenemos que conseguir una plataforma que logre mantenerse en vuelo indefinidamente con los equipos que se instales pues la carga máxima será de unos 10 kilos". Se ha pensado en su utilidad en observación de montes y prevención de incendios aunque hay otras muchas aplicaciones que se irán estudiando cuando se logre construir el avión definitivo de 20 metros, lo que no quita para que al prototipo se le saque, también, alguna utilidad.
La idea surgió de la experiencia en células fotovoltaicas de este centro y en él participan todos los departamentos. Por ejemplo, en el de Fotovoltaica lograron laminar células de forma curva para las alas; los de electrónica participaron en su área y los de informática en la programación relacionada con las trayectorias. Han afinado todos los materiales del proyecto para que pesen lo menos posible aunque con la seguridad suficiente para que aguante las envestidas del viento y hasta han diseñado una hélice especial en busca del mayor rendimiento posible.

Récord (hasta el momento) en el aire

La Opinión
Un avión de fabricación británica marcó hace unos meses un récord mundial no oficial de permanencia en vuelo, de 82 horas y 37 minutos. El Zephyr-6, sin tripulación, consiguió mantenerse en vuelo en el desierto de Arizona con la ayuda de pilas cargadas con luz solar. Este vuelo fue realizado en una base del Ejército de Estados Unidos en Arizona, donde el Zephyr-6 rompió el actual récord mundial de un vuelo no tripulado establecido por el avión estadounidense Global Hawk, de 30 horas y 24 minutos. Los responsables del experimento remarcan que la ventaja es la continuidad pues se puede estar en el cielo todo el tiempo que se quiera. El Departamento estadounidense de Defensa ha financiado esta prueba a través del llamado Programa Conjunto de Demostración Tecnológica (JCTD, siglas en inglés) porque busca nuevas tecnologías para dar apoyo a sus tropas en tierra. "Creemos que el Zephyr está cerca de ser un sistema operativo, aspiramos a que lo sea en los próximos dos años", dijo Kelleher.
El Zephyr, de treinta kilos y montado con fibra ultra liviana, fue guiado a través de control remoto hasta alcanzar una altitud de 18 kilómetros y después voló con piloto automático y a través de comunicaciones vía satélite. El Zephyr ha demostrado que puede hacer frente a temperaturas extremas, desde los 45 grados del desierto 70 bajo cero en altura.

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