El uso del sol como fuente de energía inagotable está cada vez más extendido por sus valores ecológicos y no contaminantes. Sin embargo, la instalación de placas solares aún es cara, a pesar de las subvenciones que entregan las distintas administraciones. Tampoco cuentan aún con el visto bueno de muchos arquitectos, que las consideran antiestéticas y que, por tanto, pueden distorsionar las fachadas que diseñan. Un grupo de investigadores de la Universidad de Málaga pretende, con su trabajo, eliminar estas etiquetas que aún le cuelgan y perjudican que se popularice este medio para sacar partido a esta vital fuente energética.
Quieren conseguir placas solares más baratas y eficientes creando superficies selectivas que absorban energía solar y no emitan radiación, pero utilizando un método que reduzca su coste de producción. El director del equipo, del departamento de Física Aplicada de la Facultad de Ciencias, es el profesor José Ramos Barrado. "En Andalucía es relativamente fácil, porque pones un barreño con agua al sol y se calienta. El reto consiste en que la superficie absorba la energía pero no emita calor", explica el investigador principal del proyecto, que ha recibido recientemente una subvención de 464.000 euros, en el marco de los planes de Excelencia de la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta.
El grupo, que ya ha construido un prototipo, está compuesto además por Francisco Martín, Dietmar Leinen, Lourdes Martínez, Mercedes Gabas y Rocío Romero, que forman parte del Laboratorio de Superficies y Materiales. Se han propuesto diseñar un sistema para fabricar placas solares más económicas y, por ello, huyen del cobre, que aunque es el mejor material por su gran conductividad, es cada vez más caro. Sólo hay que comprobar el espectacular incremento de robos de hilo de cobre que se ha producido en los últimos meses. "El kilo cuesta 500 euros", añade Francisco Martín.
Además, el cobre dura poco. Y es que los investigadores malagueños también buscan que la superficie de las placas solares eviten la corrosión y, por tanto, duren más. Actualmente hay patentes para la creación de estas superficies, "pero es un método caro", destaca Ramos. Estas patentes son alemanas y francesas. No hay ninguna española.
La iniciativa contempla dos vías de abaratamiento en la creación de placas solares: el material empleado y el proceso de recubrimiento de los metales conductores. El equipo ha realizado pruebas con aluminio pulverizado en forma de spray y, según José Ramos, aunque el nivel de satisfacción obtenido es grande, aún no es suficiente. Por eso, otro de los materiales que el equipo pretende usar es el plástico. Con ello, se lograría reducir aún más los costes en la fabricación de superficies selectivas, ya que es más barato y, además, al ser más manejable, su instalación es también más fácil.
Si los resultados son los esperados, las nuevas técnicas permitirían además extender el uso de la energía solar en los calentadores de agua y, por tanto, la instalación de las placas solares estará al alcance de muchas más personas, que quizás al día de hoy querrían, contribuyendo así a hacer su entorno más sostenible, pero les resulta económicamente imposible.
Las nuevas superficies selectivas son, por tanto, idóneas para su uso en el ámbito doméstico. La principal ventaja es que resultan muy eficientes en entornos con menos horas de sol o donde el clima reduce la capacidad de captación de energía. Esta característica constituye un incentivo para la exportación, especialmente si las nuevas superficies se aplican a la fabricación de calentadores solares de agua.
Otro de los objetivos de la investigación es conseguir placas solares que no rompan el diseño arquitectónico de las fachadas donde van a ser instaladas. Muchos arquitectos son aún reacios a incluirlas en sus proyectos (aunque la actual ley de edificabilidad obliga a las nuevas construcciones a incluir la preinstalación), debido a que el negro tradicional de la superficie de estas placas no va con los revestimientos de muchos inmuebles. "A los arquitectos no les gusta ceñirse al negro, por eso intentamos crear superficies en otros colores", afirma José Ramos. El empleo de plásticos podría ampliar la gama de colores de las placas solares armonizando así estética y energía sostenible.
"Hemos probado con azules, magentas, burdeos y verdes oscuros", agrega Francisco Martín. La idea es que las placas puedan ser utilizadas como un elemento decorativa más.
Por último, el grupo de la Facultad de Ciencias también tratará de reducir el volumen y el peso de estas plataformas captadoras de energía solar, hacerlas un 20 por ciento más pequeñas pero, sin embargo, aumentando la capacidad de absorber el calor.
El proyecto de investigación dura cuatro años y los investigadores confían en contar entonces con resultados fiables.
vía
16/4/08
energía solar más eficaz
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