30/9/08

Sólo las nuevas tecnologías y la diversificación pueden reducir la demanda de hidrocarburos en 2050;


La Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) tiene un escenario, denominado ‘normativo’ para 2050, en el que traza una ‘visión deseable’ del futuro energético.

Ahí, establece rutas para mitigar el cambio climático, asegurar el abasto y la diversificación de las fuentes energéticas. Aquí, indica que las nuevas tecnologías y la eficiencia energética podrían reducir la demanda de hidrocarburos a la mitad en 2050.

Claude Mandil, director de la IEA afirma que “los gobiernos, tanto de los países desarrollados como los emergentes deberán estar dispuestos a implementar medidas que alienten las inversiones en tecnologías eficientes”.

Según Clean Edge, una consultora en capitales para la industria energética, las inversiones en este nicho podrían ser de más de 150,000 millones de dólares a nivel global para 2015; incrementándose más de 10% a tasa anualizada los siguientes 20 años.

De ellos, la tercera parte se destinará a la generación de energía solar.

Todo esto podría culminar en algo que la OCDE denomina la ‘coexistencia de sistemas energéticos’: el tradicional, basado en los hidrocarburos, y el alternativo, basado en energías renovables (eólica, solar, nuclear y los biocombustibles).

Una de las propuestas de World Wild Forum (WWF) incluye el desarrollo de conceptos como ‘energías flexibles’. En este esquema, prevé la construcción de plataformas en las que se puedan guardar y gestionar la energía eólica y la solar, que luego se podría transformar y almacenar para surtir necesidades en transporte o demandas domésticas.

Según la OCDE, la mezcla de energías renovables más una nueva eficiencia en el uso de los energéticos tradicionales podría contribuir a bajar las emisiones de dióxido de carbono en niveles que ni siquiera el Protocolo de Kyoto ha podido lograr.

Y todo esto deberá arrancar ya.

La primera parada, coinciden casi todos los expertos, sería conseguir que a 2015 la biomasa constituya 15% de las fuentes de energía primaria. Una especie de panacea, polémica y todo, será lo nuclear.

P.R. Bauquis, asesor de Fina, el gigante energético francés, dice que en 2050 será necesario que este nicho crezca no sólo para generar más electricidad, sino para complementar los hidrocarburos y generar más hidrógeno, una de las fuentes limpias y abundantes para las cuales todavía no hay una plataforma tecnológica.

Bauquis tiene su propio escenario, uno en el cual la energía nuclear colabora para que los hidrocarburos contribuyan con sólo 75% de la demanda global a 2050 (contra 90% actual). Lo que el experto pone sobre la mesa es una advertencia:

“No importa lo que los científicos definan, sino lo que la gente quiere y percibe”, agrega. “El que aceptemos o no los riesgos acaecidos por el calentamiento global, la energía nuclear, la industria y el crecimiento del transporte individual, tendrá un impacto en el consumo energético los próximos 50 años”.

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