14/7/08

Moratoria para la energía solar en EEUU

Puede parecer extraño que se fije una moratoria a la energía solar, pero así lo estableció una Agencia Federal de Estados Unidos, al paralizar todos los proyectos de esas características concebidos para emplazarse en tierras públicas. La razón aducida es de carácter ecológico, pues se justifica la disposición en la necesidad de hacer estudios de impacto ambiental.

La medida la tomó el mes pasado el Bureau of Land Management, el organismo gestor de decenas de millones de hectáreas de titularidad estatal.

Muchas de estas hectáreas se localizan en zonas desérticas (Arizona, Nevada, California, Utah, Nuevo México), que además de hallarse deshabitadas reciben sol a raudales: dos cualidades muy interesantes de cara a la producción de energía solar. En los últimos tiempos, dicho departamento recibió una avalancha de solicitudes de permiso para instalar plantas a gran escala basadas en las dos principales tecnologías disponibles: de concentración y fotovoltaica.

Está en juego la generación de electricidad suficiente para abastecer a 20 millones de hogares. Por eso, los solicitantes descontaban obtener una respuesta positiva; por el contrario, la decisión del Bureau los dejó a cuadros: el ente quería asegurarse de que las instalaciones y los cables de transmisión eléctricos no perjudiquen a la flora y fauna autóctona. Le preocupa conocer cómo repercutirían en los recursos hídricos (las plantas de concentración necesitan agua para sus turbinas) y en especies vulnerables del tipo de la tortuga del desierto y la ardilla del Mojave. También desea saber cómo restaurarán el territorio al término de los 20 o 30 años de vida útil de las plantas (se trata de la ocupación de unas 400.000 hectáreas, lo cual no es poca cosa).

Asimismo, al Bureau le interesa definir las pautas ambientales a seguir respecto a este tipo de instalaciones: "Los desarrollos solares tienen una huella ecológica significativa", comentó una portavoz.

Mas sucede que llevar a cabo dichos estudios demandará al menos dos años, lo que supondría un parón al desarrollo de esta energía renovable. Entre tanto, el Bureau cerraría la ventanilla de recepción de nuevas solicitudes.

Las presiones ejercidas por los afectados dieron fruto y la semana pasada el Bureau anunció que seguiría recibiendo solicitudes de proyectos solares

Las compañías, lógicamente, han puesto el grito en el cielo. A diferencia de lo que ocurre en España, donde las inversiones en ese sector han sido bien mimadas por el Estado y cuentan, por el momento, con importantes primas, en Estados Unidos gozan de menos beneficios y tienen por protagonistas a empresas jóvenes. A sus directivos les parecía particularmente indignante que el Gobierno federal hiciese gala de tanta preocupación ambiental con la energía solar, cuando en paralelo concede permisos a troche y moche a los buscadores de gas y petróleo. En cambio, organizaciones ecologistas como Wilderness Society aplaudieron la medida gubernamental.

Las presiones ejercidas por los afectados dieron fruto y la semana pasada el Bureau anunció que seguiría recibiendo solicitudes de proyectos solares. Sus portavoces aseguraron que el giro en su postura no afectará en lo más mínimo a su voluntad de asegurar la debida protección ambiental de los ecosistemas concernidos.

¿Misterios de la Administración de Bush Jr? ¿O más bien otra paradoja de los tiempos postmodernos? Bien mirado, no resulta tan raro: en España los molinos eólicos traen de cabeza a los amigos de las aves. En un mundo que se vuelve más verde —y más chico— por momentos, las colisiones entre la naturaleza y las tecnologías ambientales parecen garantizadas.
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