Casi cada mes una empresa automovilística anuncia un nuevo coche totalmente eléctrico o híbrido, y enchufable a la red. Sin embargo, los nuevos modelos no serán, ni de lejos, lo más importante en el cambio de paradigma que supone la electrificación del transporte por calles y carreteras. Lo importante será todo lo que rodea al coche en sí, el sistema de transporte alternativo al actual que incluye la red eléctrica, los puntos de recarga y recambio de baterías y la forma en que el conjunto llegue al mercado. Y en todo ello ven un nuevo negocio las compañías eléctricas, que no sólo suministrarán la electricidad a las baterías de los automóviles eléctricos, sino que utilizarán éstas como depósitos para los picos de producción eléctrica que se dan con las energías renovables (eólica y solar), que cada vez suponen una parte mayor de la tarta energética.
El primer paso hacia ese futuro lo ha dado la ciudad de Newark (Estado de Delaware, Estados Unidos), que surte de energía eléctrica a sus 30.000 habitantes mediante una empresa municipal. Ha sido la primera ciudad en aprobar la utilización de un automóvil totalmente eléctrico para almacenar y verter energía a la red local. El vehículo es experimental y está diseñado para aumentar la fiabilidad de la red, explican los promotores del concepto Vehículo a Red (V2G), de la Universidad de Delaware.
"El viento tiende a ser más fuerte por la noche, cuando el consumo es bajo. Si la producción eólica carga los coches por la noche, el operador podría utilizar luego la energía almacenada en las baterías cuando el coche esté parado y enchufado, y al propietario se le pagaría más de lo que le ha costado cargar la batería", comenta Willett Kempton, profesor de la citada universidad.
Otras ciudades estadounidenses, como San Francisco (California) y Austin (Tejas), están en la misma idea, pero Newark es la primera que la lleva a cabo. La energía almacenada por la batería del vehículo puede cubrir la demanda de siete u ocho hogares durante 30 minutos. A finales de 2009 habrá una flota de seis vehículos para demostrar la viabilidad de conectarse conjuntamente a la red.
La aprobación administrativa es un paso imprescindible para seguir adelante, porque implica un estudio técnico previo para asegurar que las baterías de los coches no verterán energía a la red eléctrica cuando ésta esté caída por avería, mantenimiento o reparaciones. De lo contrario se pondría en peligro a los operarios. La certificación es similar a la que se aplica a las instalaciones de energía fotovoltaica que vierten a la red, explica Sam Sneeringer, director adjunto para la red eléctrica municipal.
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8/2/09
Newark: Una visión nueva del coche eléctrico (Vehículo a red V2G)
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